Pero esa es otra historia, aunque lo que hoy toque también sea un encuentro.
De un lado, tenemos al Cabrero (Aznalcollar, 1944), un cantaor sevillano que, com

Por el otro, varios centenares de kilómetros más al norte, están los Marea. Marea

Entre medías, como podía imaginarse, hay una canción: "Como el viento de poniente". Es una letra de la representante de artistas Elena Bermúdez, la cantó primero el Cabrero y luego la versionó Marea en su disco "Besos de Perro". El contraste es sobrecogedor. Como dos estilos, dos formas de vida, dos músicas que apenas tienen en común las seis cuerdas de la guitarra, pueden expresar los mismos sentimientos. En los dos casos, la simbiosis letra-artista es perfecta y la posibilidad de que se trate de una versión se antoja más que remota. Hay que joderse; los kinkis de Berriozar, que se sienten parte indivisible de la masa gris que pulula por una ciudad industial, albergan la misma rebeldía que el pastor de la baja Andalucía que se ve hostigado por una realidad adversa de caciques y señoritos, de dineros que faltan y de pan duro mojado en saliva.
Hay más versiones imposibles pero como esta me parece que pocas. Tengo amigos fanáticos de la guitarra eléctrica, que le han puesto nombre a la suya, le hablan y por supuesto la acarician. Ellos creen -y yo no lo dudo- que les escucha y les devuelve el cariño en forma de buena música. No debería extrañar que, a su manera, sus guitarras sean capaces de romperse la camisa y de desgarrarse en largos quejíos profundos y ensangrentados como los del Cabrero.
Ni la rabia es patrimonio del rock ni el quejío lo es del flamenco. No sé si la conclusión es acertada o se queda en aspirante a moraleja, pero cada vez lo tengo más claro. Todos, absolutamente todos, sin una sola excepción que confirme la regla, compartimos y somos parte de lo mismo. Y nos empeñamos en no vernos ni entendernos.
Escucha la versión del cabrero
Y la de Marea